La celebración de la Semana Santa en Badajoz se presenta como una fusión cautivadora de religiosidad, historia, arte, color y austeridad, logrando el reconocimiento como «Fiesta de Interés Turístico Nacional» en 2011. Este evento va más allá de ser simplemente religioso; constituye un vivo testimonio de la rica historia, el excepcional arte, la palpable devoción y la arraigada tradición de la ciudad.
Con raíces que se remontan al siglo XVI, la Semana Santa de Badajoz ha sido protagonizada por más de cuarenta cofradías a lo largo de los años, aunque en la actualidad son once las que desfilan por las pintorescas calles del casco antiguo. Estas cofradías, cada una con su propia historia, presentan monumentos y obras de arte en diversos puntos de la ciudad, llevando a cabo esta labor con la colaboración silenciosa de los costaleros, encargados de portar los pasos.
La celebración se inicia el Viernes de Dolores y culmina en el Domingo de Resurrección. Cada día está marcado por procesiones únicas y emotivas, siendo el Jueves Santo el de mayor significado, con la salida de la Patrona, la Virgen de la Soledad.
Badajoz, con una extensa historia religiosa a lo largo de los siglos, se ve reflejada en la abundancia de iglesias y conventos que la caracterizan. Algunos de estos edificios perduran hasta hoy, mientras que otros fueron destruidos en diferentes momentos de la historia. Este contexto histórico ha sido propicio para el florecimiento de la Semana Santa en la ciudad.
El Convento de Padres Trinitarios Calzados de la Redención de Cautivos de la Santísima Trinidad y la Iglesia de San Andrés son las construcciones cristianas más antiguas documentadas, datando ambas del año 1274. A lo largo de los siglos, Badajoz ha perdido y conservado diversos edificios religiosos, como el Convento de San José, ubicado junto a la Alcazaba árabe.
La primitiva Ermita de la Soledad, construida en 1664 para albergar a la Virgen de la Soledad, la actual Patrona de Badajoz, sufrió daños durante la Guerra de la Independencia y fue eventualmente derribada. En 1935, se inauguró la nueva ermita, convertida en un lugar de culto significativo para los habitantes de Badajoz.
La Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Badajoz, consagrada en 1276 y finalizada siglos después, ha sido escenario de eventos históricos, incluyendo cinco bodas reales, siendo un claro ejemplo de la intersección entre el arte y la religiosidad. La posibilidad de visitar los numerosos templos de Badajoz ofrece a los visitantes la oportunidad de explorar los detalles de cada uno, así como las diversas imágenes y obras de arte que albergan en su interior, constituyendo un auténtico lujo para los amantes de la historia y la cultura.