El calendario litúrgico de la Iglesia Católica establece que el periodo de Semana Santa comienza con el Domingo de Ramos y finaliza antes de la Vigilia Pascual de la noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección. Sin embargo, desde un punto de vista gastronómico vamos a incluir la Cuaresma y los primeros días de Pascua, ya que las elaboraciones y costumbres culinarias son muy similares en este periodo.
Un periodo que se caracteriza por la austeridad, el ayuno y la abstinencia de la carne en las elaboraciones; muy diferente de su predecesor el Carnaval, lleno de excesos. Tenemos dos ejemplos de esta batalla que libran entre Don Carnal y Doña Cuaresma, uno literario y otro pictórico:
El libro del buen amor de Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita.
El combate entre don carnaval y doña cuaresma, obra del pintor flamenco Pieter Brueghel el Viejo. Se encuentra en el Museo de Historia del Arte de Viena.
Si bien es cierto que esta austeridad se la podían saltar aquellos que “consiguieran” una bula firmada por la Iglesia.
Es evidente que estos periodos marcaron una serie de elaboraciones, que hoy consideramos tradicionales en nuestra gastronomía. Por otro lado, la falta de recursos, la necesidad de aprovechar las sobras, la falta de comunicación entre pueblos, los métodos de conservación… influyeron, también, en que este recetario gire en torno a una serie de productos básicos. El bacalao, por ejemplo, era prácticamente, el único pescado que llegaba a las zonas de interior. También estaban las sardinas arenques que venían prensadas en barriles de madera.
En esta esta entrada vamos a dar un ligero repaso a esa amplia gastronomía tradicional, dejando a un lado el aspecto religioso, y la vamos a diferenciar entre platos salados, dulces o licores.
patatas con bacalao
Potaje de vigilia
También denominado como Potaje de Semana Santa. De hecho el concepto ‘vigilia’ hace referencia a los 40 días que hay que guardar entre Carnavales y Semana Santa por la Cuaresma. Durante ese periodo está prohibido comer carne según la tradición religiosa, por lo que surgen platos como este potaje de vigilia. Garbanzos, espinacas son dos de los ingredientes clave de este gustoso plato. Y como curiosidad os contaremos que el pescado elegido para este potaje es el bacalao porque en las zonas de interior era el más accesible, frente a otros que solo podían adquirirse en zonas de costa.
Torrijas
Otra de las reinas de la Semana Santa. En este caso, uno de los dulces más consumidos en esta época junto a las monas de Pascua. Consisten simplemente en una rebanada de pan empapada de leche y vino dulce, rebozada en huevo, que se fríe en aceite y se endulza con miel, azúcar o algún sirope y se aromatiza con canela. Cuanto más densa es la miga mejor ya que admite más leche y otro consejo es no freír durante más de dos minutos.
Una peculiaridad de las torrijas es que en la actualidad los vegetarianos han optado por su versión para poder disfrutarla de la misma forma. Y para ello utilizan leche de soja, y los huevos los sustituyen por harinas de soja o garbanzo.